Hoy he comido en un restaurante. Como todo local público, tenía lavabos: hombres y mujeres.
- Primer agravio (menor): el de mujeres era también el de discapacitados.
- Segundo agravio: el cambiador de pañales estaba solamente en el lavabo de mujeres.
- Tercer agravio: mientras que en el lavabo de hombres había dos urinarios de pared y un váter, es decir, tres hombres podían utilizarlo a la vez, el de mujeres era sólo un váter. Lógicamente, en el de mujeres había cola.
Es lo habitual. El otro día tambien tuve que entrar en un cambiador de esos, siendo un baño de mujeres.
Por suerte no había nadie y no pasé un mal trago.
Son detalles en los que poca gente se fija.
Cuando mi hijo tenía meses de edad fuimos a un centro comercial. Allí tuve que buscar un servicio porque había que cambiarle de pañal. Su madre estaba en probadores en ese momento.
Cuando pregunté por los cambiadores para bebés a la chica del personal que me encontré, me indicó que sólo había uno en el servicio de mujeres. Yo le dije igual de amable que no iba a tener ningún reparo en entrar al servicio de mujeres para cambiar el pañal a mi hijo que se había puesto perdido.
Y así lo hice.
El cambiador estaba situado en una pared justo frente a la puerta, a una distancia de metro y medio más o menos, de modo que cada vez que entraba una persona me daba un golpe con la puerta.
Todo bien, vamos.