Con un estilo contemplativo y sin pretender caricaturizar a sus protagonistas, Simon Brückner retrata en un documental el día a día dentro de un partido extremista en auge. En un debate interno, comentan que dividir a la sociedad es positivo, porque a ellos les conviene el cuanto peor, mejor. Literalmente. Y aparte, porque consideran que quienes se les oponen “solo aprenden con dolor”. También queda patente la intelectualidad de chichinabo: el izquierdista quiere que la sociedad compense lo que la biología le ha negado", dicen en un simposio.
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